domingo, 30 de enero de 2011

Artículo 1: Hipnosis y Chamanismo: (ARTÍCULO por J. A. Overton-Guerra)

Hipnosis y Chamanismo: (ARTÍCULO por J. A. Overton-Guerra)



La hipnosis y los fenómenos hipnóticos son aspectos integrales de ciertas prácticas chamánicas. El uso de métodos hipnóticos pueden ser identificados en tradiciones chamánicas antiguas por todo del mundo, mucho antes de que la hipnosis fuera introducida formalmente a la sociedad occidental moderna (véanse por ejemplo Teitelbaum, 1978, y Bowers, 1976). Esta íntima relación entre el chamanismo y la hipnosis puede observarse por lo menos en dos aspectos del complejo chamánico. Para comenzar, tanto el chamanismo en sus rituales de curación y la hipnosis en su encuentro terapéutico se basan esencialmente en la manipulación hábil y diestra de la imaginación del paciente para lograr los beneficios terapéuticos deseados. Desde este punto de vista tanto el rito de curación chamánica cómo la intervención hipnoterapéutica pueden ser definidos en términos de "la presentación experta de las ideas del hipnotista o del chamán para manipular imágenes en la mente del sujeto o cliente con el propósito de lograr deliberados resultados fisiológicas y/o psicológicas en el mismo" (Overton 1998, página 167).

El segundo aspecto compartido por ambos el chamanismo y la hipnoterapia es el uso representativo del mismo estado de disociación de la mente consciente, estado que en el chamanismo se refiere al "viaje chamánico" o "vuelo extático," y que en la hipnosis se conoce como el “trance hipnótico” o simplemente el "trance." Estudios neurofisiológicos corroboran que el viaje chamánico logrado sin el uso de sustancia alucinógenas, por ejemplo, por el uso de instrumentos musicales, cantos o fenómenos similares, solicita el mismo perfil electroencefalográfico que el estado de trance hipnótico. Por añadidura, los fenómenos vivénciales (o sea, experimentados durante éste estado de trance) característicos del vuelo extático chamánico, como son la metamorfosis, el contacto con agentes imagínales  o 'espíritus,' y demás, pueden ser logrados igualmente durante el trance hipnótico (Overton 1998, 2000). De hecho fue debido a estos descubrimientos realizados por Overton en sus estudios de la neurofisiología del trance chamánico donde radican su desarrollo de la denominada "Hipnosis Chamánica" o "Meta-Programación Imaginoceptiva."

Las funciones del trance y de la imaginación en la hipnosis no son siempre auto-evidentes dadas las numerosas y diversas definiciones de la hipnosis que se han ofrecido, definiciones que varían tremendamente. La hipnosis se ha definido como “cualquier comunicación efectiva” (Grinder y Bandler 1981, página 2);“un estado mental en el cual las sugerencias son realizadas con mucho mayor fuerzas de lo que es posible bajo circunstancias normales" (Alman y  Lambrou 1992, página 7); y “ideas evocando respuestas” (Bierman, 1995, página 65). Cada una de estas definiciones ilustra perspectivas diferentes en la relación entre la hipnosis y el trance, una asociación que frecuentemente no está bien comprendida, aunque el último es con frecuencia explícitamente percibido como equivalente al primero, o sea, el trance hipnótico, y sus fenómenos asociados, con frecuencia se toma como equivalente a la hipnosis misma. Sin embargo a pesar de que el uso del trance con pacientes es central a la manera en la cual la hipnoterapia se practica con frecuencia hoy en día, esto no siempre fue el caso, ni tampoco resulta que todos los que practican la hipnosis ven al trance como un elemento esencial de la misma.

LA HIPNOSIS EN BREVE PERSPECTIVA HISTÓRICA:
Desde su estado inicial hasta su uso actual, la hipnosis en el mundo occidental a atravesado una serie de transformaciones a lo largo de su desarrollo. Estas transformaciones muestran la relación entre la hipnosis y el trance, el papel que la imaginación desempeña en el proceso terapéutico hipnótico, y algunos de los aspectos intrínsecos y claves de la hipnosis pertinente a su relación con el chamanismo. En el oeste la hipnosis, o el mesmerismo como se le conocía en antaño, se puede trazar directamente a la figura de Antón Mesmer quien en 1776 promovió la idea de la presencia de un fluido general magnético que existía por toda la naturaleza, hasta en los organismos vivientes; Mesmer propuso además que la enfermedad resultaba cuando este fluido magnético no estaba proporcionalmente distribuido a lo largo y dentro del cuerpo. La curación se llevaba a cabo con la proximidad de una sustancia magnética para restablecer el equilibrio de flujo magnético dentro del cuerpo y por lo tanto para restablecer el organismo a su estado de salud. Aunque el procedimiento hipnótico tomó lugar sin el proceso formal de una inducción a un trance, la curación se realizó por la manipulación exitosa de la imaginación, en la forma de la expectativa del paciente de los efectos imaginarios de las fuerzas magnéticas. Tan poderosas eran las imágenes mentales de estas fuerzas ilusorias que esas intervenciones terapéuticas fueron acompañadas frecuentemente por convulsiones violentas por parte del paciente.

La segunda fase del desarrollo la hipnosis se centra en las técnicas promovidas por un discípulo de Mesmer - el Marqués de Puysegur. Puysegur insistió que el poder curativo de alinear los fluidos magnéticos en el paciente residía no en los imanes mismos, sino en el "magnetizador" (o sea, el hipnotista) quien por su fuerza de voluntad redirigía los flujos magnéticos del organismo y así promovía la salud del paciente. Puysegur fue el primer hipnotista conocido en inducir un trance en sus pacientes, estado al que el refería como "sonambulismo." Por lo  tanto esta fase en el desarrollo de la hipnosis se distingue por el uso de fuerzas dirigidas (aunque imaginarias), combinadas con la introducción del estado "sonámbulo" o trance en el paciente. Las técnicas de Puysegur inspiraron varios métodos de curación que incluían los "pases de manos" (parecido al Reiki moderno) y roces ligeros en áreas claves del cuerpo.

La próxima fase en la evolución de la hipnosis comenza en 1819 con Abbe Faria que desarrolló el "método de la mirada fija," con la cuál el requería que los sujetos fijaran su atención en un objeto para inducir el trance después del cual les ofrecía sugerencias o sugestiones de curación para completar la intervención terapéutica. Faria creía que la capacidad para curar residía no en los poderes del "magnetizador" si no en el estado de trance del paciente. A pesar de publicar haber publicados sus resultados sus descubrimientos suscitaron muy poco interés y permanecieron desconocidos por algún tiempo.

En 1849, varias décadas después e independiente de los descubrimientos de Faria, el doctor James Braid también descubrió que cuando los pacientes experimentaban un periodo de atención enfocada en una luz se volvían mas sugestionables. Braid fue el que estableció el término de "hipnosis" para referirse al estado somnoliento en el cuál entraban sus pacientes cuando mantenían la atención fija en una luz por un tiempo extendido. Al igual que Abbe Faria, Braid descubrió que los pacientes se hacían mas susceptibles a las imágenes solicitadas por sus sugestiones cuando estaban en "hipnosis" que cuando no, lo cuál le llevó a concluir que el proceso terapéutico dependía no de los efectos de ninguna sustancia magnética, sino del estado hipnótico del paciente. Por añadidura Braid concluyó que la "sugestionabilidad" del paciente se media por su capacidad para entrar en el estado hipnótico. Con los avances de ambos Abbe Faria y de James Braid, la hipnosis pasó a lo que se ha llamado la 'fase del trance' durante la cuál el trance por sí solo y sin la manipulación de fuerzas magnéticas imaginarias se entendió como la base de la intervención curativa.

A finales del siglo XIX el Hipólita Bernheim y el doctor Auguste-Ambroise Liébault en Francia habían determinado por completo que la hipnosis era el resultado de fuerzas psicológicas dentro del sujeto y no de fuerzas físicas (o cualquier otro tipo de fuerzas) existiendo fuera del sujeto. En 1958 después de un estudio extenso de dos años de duración la Asociación Medica Americana aceptó la hipnosis como un procedimiento clínico viable. Hoy por hoy el termino "hipnosis" se ha convertido en muy controversial, difícil de definir y por lo tanto difícil de delimitar. Todavía se emplea a veces indiscriminadamente tanto al método de intervención conocido como "hipnoterapia," al estado hipnótico del trance, a los fenómenos psicológicos y cognitivos comúnmente suscitados durante el trance, y al método de inducción al trance mismo.

LA IMAGINACIÓN: EL SINE QUA NON DE LA HIPNOSIS Y DEL CHAMANISMO:
Lo que es importante de notar de la hipnosis, y que se ve claramente en su historia, es la función central que la imaginación del individuo en la forma de creencias, imágenes sugeridas, y expectativas, juega en el encuentro hipnótico - con o sin el uso del trance. En 1794 y a petición del Rey de Francia, Benjamín Franklin dirigió una comisión real para investigar la validez científica de las alegaciones magnéticas de Mesmer. Al final de su investigación la comisión decretó que "la imaginación sin el magnetismo produce convulsiones, y el magnetismo sin imaginación no produce nada" (Bowers, 1976).

No obstante, hoy en día el trance hipnótico desempeña una función central en la hipnoterapia ya que en este estado se cree que las sugestiones del hipnotista tienen efectos magnificados con respecto a los que se lograrían si las manipulaciones similares se efectuaran en un estado de conciencia 'ordinaria.' En todo caso, la expectativa del paciente, que constituye ya un estado cognitivo-afectivo que surge de la combinación del resultado imaginado de un evento o procedimiento junto con la anticipación asociada con esa imaginería, está en funcionamiento no sólo durante el trance hipnótico, sino en cada aspecto de cualquier encuentro terapéutico.

Lo cierto es que incluso antes del inicio de una intervención formal el efecto psico-fisiológico del impacto de la imaginación en combinación con la anticipación del resultado de la terapia misma es una ocurrencia bien reconocida a lo largo de la historia de la medicina y comúnmente reflejada en el fenómeno, muchas veces despreciado, reconocido como "el efecto placebo." El efecto placebo se puede definir como aquel beneficio fisiológico o psicológico que tiene lugar como resultado de la expectativa del paciente a pesar de haber recibido una intervención efectivamente nula, como es la ingestión de un producto inerte. El placebo es la frustración de la industria farmacológica, su poder siendo tan ubicuo que cada nueva droga o tratamiento tiene que demostrar que su eficacia es mayor que la del placebo. Además, la efectividad del placebo ha sido testimoniada, sin excepciones, por más de dos milenios" (Shapiro & Shapiro, 1997).

La hipnosis ejemplifica el poder psico-fisiológico de la imaginación humana y muy probablemente se sirve del mismo poder que está desempeñándose durante el efecto placebo. De hecho para el doctor Bierman el efecto placebo es “el hecho cardinal” de la hipnosis (Bierman, 1995). La relación entre el efecto placebo y la hipnosis es más evidente durante las primeras fases de la historia de la hipnosis cuando se basaba exclusivamente en las manipulaciones "magnetizadoras" de las expectativas del paciente.

La contrapartida negativa del placebo se refiere comúnmente como el "nocebo," es decir, una sustancia inerte o una intervención normalmente ineficaz que produce resultados fisiológicos o psicológicos nocivos basados en la expectativa fatalista del paciente. La muerte vodú, en la cual la maldición de un brujo o de otra figura chamanística conduce a la muerte de la víctima, frecuentemente se presenta como el clásico ejemplo del "efecto nocebo.” La primera investigación científica de la muerte vodú se llevó a cabo por el gran fisiólogo Walter Cannon en 1942, que describía a este fenómeno chamanístico como "el poder fatal de la imaginación trabajando a través del terror desbordado” (Cannon en Benson, 1996). Por lo tanto la relación entre la muerte vodú y la hipnosis es fácil de discernir: "la muerte vodú es la hipno-muerte" (Overton, 1998). Ya sea positivo ("placebo") o negativo (“nocebo”), el resultado imaginado de la expectativa del paciente a veces puede ser tan determinante a la fisiología del individuo que el resultado imaginado se convierte, de menor o de mayor grado, en la manifestación de una cura o de una enfermedad.

Desde la perspectiva de la hipnosis clínica, Bierman pone hincapié en que el placebo, o sea, la hipnosis sin trance, y el "trabajo de trance" representan polos opuestos del espectro de la metodología hipnótica. Es aquí donde podemos encontrar claramente uno de los denominadores comunes y claros entre curación chamánica y la intervención hipnótica. Durante el encuentro de curación chamánica la imaginación del paciente es activada y ejercida mientras que observa los actos, en forma de conducta física y de descripciones verbales, del chamán que en su trance chamánico (hipnótico) está mentalmente viajando por la dimensión sobrenatural. La razón por este viaje chamánico (también denominado "vuelo extático") en las tradiciones chamánicas se encuentra en el concepto chamánico de la etiología de la enfermedad. Dentro del paradigma chamánico la patología se atribuye comúnmente a intervenciones o interferencias ilícitas de origen supernatural como es la pérdida del alma (desanimo), o un acto de brujería o de hechicería. Por lo tanto el chamán debe curar extáticamente, es decir, con motivo de una experiencia 'extra-corporal' deber entrar en una dimensión supernatural o bien para obtener el conocimiento para la cura, o bien para llevar a cabo una intervención directa en ese dominio por parte del paciente.

Hay una inversión de papeles entre la hipnosis y el chamanismo en cuanto al uso del trance. Es interesante que en la hipnoterapia el trance del paciente amplíe el aspecto terapéutico de las imágenes mentales suscitadas por las palabras del hipnoterapeuta. Para el chamán, por lo contrario, la viveza de las experiencias que describe durante su viaje juega un papel poderoso en la imaginación del paciente condicionada fuertemente por la adquisición de expectativas culturales. De acuerdo con el desarrollo del modelo occidental corriente, en la hipnoterapia la habilidad para curar reside en la mente del paciente porque la enfermedad se entiende que origina dentro del paciente mismo; por esa razón es ahí, en el dominio mental del paciente, donde el terapeuta tiene que esforzarse para encontrar la solución a la patología. En última instancia, ambos la cura chamánica como la hipnoterapia se basan en el poder de la imaginación humana para crear imágenes vivaces y dinámicas y en la manera que la imaginería puede acarear reacciones y cambios psicológicos y fisiológicos en el paciente, a veces de formas dramáticas y perdurables.

Aparte del papel esencial que la imaginación juega en el chamanismo y en la hipnosis, hay otra área en la cual se asemejan y es en la naturaleza misma del trance. Desde un punto de vista neurofisiológico el patrón de actividad del cerebro creado durante un trance hipnótico es prácticamente idéntico al creado durante un estudio comparable del viaje chamánico. En añadidura, la fenomenología del viaje chamánico se puede replicar en el trance hipnótico con cualquier sujeto sugestionable. Consecuentemente, es razonable deducir que ambos el viaje chamánico y el trance hipnótico corresponden al mismo estado de la mente-cerebro y son simplemente adaptaciones sociales y culturales del mismo fenómeno psico-biológico.

Overton concluyó que donde la cura chamánica y la hipnoterapia difieren es en el hecho de que ambos son adaptaciones culturares fundamentalmente arraigadas en sistemas epistemológicos opuestos. Es decir, "para el occidental el conocimiento reside en esta realidad y por lo tanto es ahí donde la conciencia del clínico también debe estar;" por otra parte, "para un miembro de una cultura chamánica el conocimiento reside en una 'otra' realidad, por lo tanto es allí donde debe estar el espíritu del chamán." Inherente a ambas de estas metodologías curativas es el uso fundamental de la imaginación del paciente para obtener los resultados deseados, ya sean psicológicos, fisiológicos, o ambos a la vez.


REFERENCIAS
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Achterberg, J. (1987).  The shaman: Master healer in the imaginary realm.  In Shirley Nicholson (Ed.), Shamanism (pp. 103-124).  Wheaton, IL: The Theosophical Publishing House.
Alman, Brian M. & Lambrou, Peter (1990).  Self-hypnosis.  The complete manual for health and self-change.  New York:  Brunner/Mazel.
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Bowers, K. (1976). Hypnosis for the Seriously Curious. Monterey CA: Brooks/Cole Publishing Company.
Boyne, Gil. (1989).  Transforming Therapy.  Glendale, CA:  Westwood Publishing Company, Inc.
Cannon, Walter B. (1942).  'Voodoo' death.  American Anthropologist, 44, 169-81.
Eliade, M. (1964).  Shamanism.  Archaic techniques of ecstasy.  Princeton:  Princeton University Press.
Grinder, John & Bandler, Richard (1981).  Trance-formations.  Neuro-Linguistic Programming and the structure of hypnosis.  Mohab, UT:  Real People Press.
Halifax, Joan (1982).  Shaman: The wounded healer.  London: Thames and Hudson.
Harrington, A. (1997). Introduction. The Placebo Effect: An Interdisciplinary Exploration. Cambridge: MA: Harvard University Press.
Maxfield, Melinda (1990).  Effects of rhythmic drumming on EEG and subjective experience.  Unpublished Dissertation, Institute of Transpersonal Psychology, Menlo Park, CA.
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Overton, James A. (2000) Neurocognitive Foundations of the Shamanic Perspective: A Brief Exploration into the Role of Imagination in Cognition and in the Creation of Experience. Shaman, Vol 8, No 1.
Shapiro, A. & Shapiro, E. (1997). The Powerful Placebo: From Ancient Priest to Modern Physician. Baltimore, MD: The Johns Hopkins University Press.
Teitelbaum, Myron. Hypnosis Induction Tecnics (1978). Springfield, Illinois: Charles C. Thomas.
Walsh, Roger N. (1990)  The spirit of shamanismLos Angeles:  Jeremy P. Tarcher.
Wall, Steve (1995).  Shadowcatchers.  New York:  HarperPerennial.
Yapko, Michael (1990).  Trancework:  An introduction to the practice of clinical hypnosis.  New York:  Brunner/Mazel.

domingo, 2 de enero de 2011

PREFACIO:

Durante muchos, muchos años he querido ponerme a escribir este libro. Más bien debo confesar, he querido primero tener el conocimiento necesario para poder escribir tal libro, luego, una vez superado este detalle imprescindible, fui acosado por otros dos: uno, tiempo, o mejor dicho, prioridad; el otro, consciencia, es decir, preocupación en cuanto a ‘quien’ o ‘quiénes’ emplearían mis enseñanzas y por qué fin exactamente. Un entendimiento más profundo de la naturaleza ociosa, débil, y perezosa – ignorancia, soberbia, y apatía – de la especie me dejó bien claro que mi preocupación era excesiva: si no luce para los varones con explosiones espectaculares, escenas de combate fantásticas, o mujeres livianamente vestidas, o para las mujeres si no se pueda comer o incluye catalogo prendas o zapatos, simplemente no interesará – de ahí eliminamos al 99.9% de la población. Y con respecto al otro 0.1% solamente tomaré unas simple precauciones que todo maestros de las “artes negras” han tomado a lo largo de los siglos para asegurar que su conocimiento no caiga en “mentes” equivocas.

¿Pero cabe la posibilidad de que este conocimiento si quede a disposición de aquellos que lo emplearían con fines egoístas? Sí, y no. Discutiremos a fondo el concepto abstracto y arbitrario del “bien” y del “mal”, pero basta hacer una breve mención aquí. El “bien” y el “mal” son conceptos que no existen en la naturaleza – sólo en la naturaleza humana – al igual que la justicia, la libertad, la igualdad, la fraternidad, etc. Eso dicho, si uno obra para a lo mínimo beneficio mutuo, o mejor aun, “dando más de lo que recibe” – obra “bien.” Si por lo contrario, intenta aprovecharse de la necesidad, debilidad de otra persona o de otras personas sin ofrecer tanto o más a cambio – eso es “malo”. Al menos claro, que las circunstancias nos reduzcan a términos netamente animales: supervivencia. La “ley del platino” de Confucio, “no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti” muy por encima de la “ley de oro” de Jesús, “haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti.” ¡No es lo mismo; es muy distinto!

Las cosas se complican de todos modos. Nadie es capaz, ni un sennin, de preveer todos las ramificaciones de sus actos. Por eso mismo la única tranquilidad de consciencia, y un iluminado tiene infinita empatía por los demás, es obrar por el máximo beneficio ajeno – precisamente el KAIZEN de MAMBA-RYU. Obrando así uno no acaece en “karma cósmico” – concepto que estudiaremos en detalle también. El concepto de un ser omnisciente (¿podría Dios divinar una pócima que le rindiera mortal?) o omnipotente (¿podría Dios crear una piedra tan pesada que ni él pudiera levantar?) es infantil – y vamos a aprender hasta qué punto es ‘infantil’ la mente humana.

Aquí fundamentalmente os daré los principios de cómo opera la mente, de su funcionamiento – dejaremos las aplicaciones de las mismas para otro lugar – pero no desde la perspectiva que se ofrece en las disciplinas académicas de la psicología o de las ciencias cognitivas, aunque sí nos serviremos de ellas. Muchas disciplinas de estudio estarán representadas aquí, casi todas han sido objeto de investigación y enseñanza para mí, como son el chamanismo y la brujería; la psicología de las religiones del mundo; el hipnotismo y la hipnoterapia; la imaginación y la imaginocepción – neologismo de mi invención y tema de un importante artículo y proyecto que resulto de mi tesis de maestría en ciencias neurocognitivas; numerosas ramas de la psicología como son la psicología clínica, social, cognitiva, biológica, experimental, integral, de la salud, evolutiva, la psicometría (medidas de inteligencia, de personalidad, de aptitudes, etc.); la neuro-paleoantropología (estudio del cerebro y la mente en evolución) , la neurología (estudio de las enfermedades del cerebro), la neuropsicología (estudio de los efectos de lesiones cerebrales en la conducta y en la mente); la neuropsiquiatría, de la psicofarmacología, etc.,; de las disciplinas militares como son las operaciones psicológica, el adoctrinamiento militar, y las técnicas de interrogación o del ‘lavado de cerebro’; del adoctrinamiento religioso y del terrorismo fundamentalista; de la selección, reclutamiento, preparación y manejo de espías; de las técnicas de la propaganda genocida (como las empleadas por Hitler en la segunda guerra mundial contra los judíos) en masa y del marketing comercial; de la psicología de sociedades secretas, de las organización criminales, de las elites militares, y de las órdenes religiosas; de las tradiciones, practicas, y disciplinas mentales del yoga, del budismo, de taoísmo, del Zen, del budismo tibetano, etc., y claro, de las practicas mentales, espirituales y filosóficas de las artes y disciplinas del extremo oriente, como del ninjutsu; etc., etc. En resumen, todo lo que tenga que ver con influir sobre una mente para sobreponerse a sus defensas, manipular sus esquemas, y logran algún propósito – ahí es donde la cuestión ética aparece: ¿para quién es el propósito? Ante todo esto será un manual para mis alumnos que complementará instrucción directa. Sin dicha instrucción, o décadas de estudio, investigación, experimentación en laboratorio, práctica clínica, experiencia de vida, etc., este libro no pasará de ser una fuente informativa y no un “manual” de instrucción.

2 de enero, 2010
Sennin J. A. Overton-Guerra
Shodai Soke de MAMBA-RYU,
Director Instituto KAIZEN Center de MAMBA-RYU
Tijuana, Baja California, México